Los mejores hábitos de estudio para opositar

Si hay algo de lo que debe concienciarse un opositor al comenzar esta carrera de fondo es que, para ser productivo y obtener los mejores resultados, es necesario adquirir ciertos hábitos.

En este sentido, es imprescindible hacer un ejercicio previo de introspección y conocer nuestros puntos fuertes y débiles, saber qué buenos hábitos poseemos, y cuáles tenemos ir introduciendo poco a poco.

Cómo incorporar hábitos a nuestro día a día

Los humanos somos “animales de costumbres” y, los hábitos que tenemos conforman nuestra rutina diaria.

Piensa, por ejemplo, en unas largas vacaciones. A pesar de descansar y volver con mucha fuerza, ¿no estás algo desorientado? ¿O quizás eres de los que acaban implantando una rutina incluso en vacaciones?

Nuestra naturaleza nos acaba “obligando” a ello, y en otras ocasiones, son los objetivos que nos planteamos los que implican un cambio en ellos.

Si este es tu caso, toma nota de los pasos a seguir para incorporar nuevos hábitos:

Los hábitos, de uno en uno.

Incluir simultáneamente todos los hábitos que crees necesitar, tan solo te generará ansiedad y frustración.

No, no eres tú. Cualquier persona pinchará en ese proceso múltiple.

¿Por qué? Porque tú ya tienes adquiridos hábitos previos y, eso de que “somos animales de costumbres” también se aplica para el proceso inverso.

Todo cambio de hábito debe realizarse de forma progresiva. De lo contrario, será una pérdida de esfuerzo y tiempo porque ninguno de ellos logrará asentarse en tu rutina de forma plena.

Pinturas de guerra: llega el autoboicot.

¿Creías que tu cerebro iba a aceptar, sin más, que no vas a dormir siesta para poder estudiar? ¡Pues vas listo!

Este señor, va a hacer todo lo posible para que tu objetivo jamás se cumpla. Él quiere dormir la siesta; punto.

Quizás consigas sentarte para estudiar, pero nunca sin resistencia.

De hecho, un buen rato antes el señor C te comentará que llevas mucho sin limpiar los cristales, y que no estaría mal que plancharas la camisa que vas a ponerte mañana, e incluso que deberías numerar una a una las páginas de tus apuntes, porque con la numeración que trae el BOE no aclaras.

Si a pesar de todo esto eres fuerte y haces caso omiso, el señor C pasará al plan B: “con este sueño no me voy a enterar de nada”, “quizás sería mejor dormir un poco y luego estudiar”, “creo que ha sonado algo en la cocina”, “¿apagué la luz?”, “en serio, ¿quieres ser administrativo toda tu vida?”, “pero, ¿qué posibilidades tengo de aprobar?”.

Así podríamos seguir todo el post, damos fe y seguro que tú también. ¿A qué esto ya te ha pasado?

Pues debes saber que no estás loco, ni eres negativo o pesimista, ni tus habilidades para estudiar son malas. Nuestro cerebro reacciona así. Es más, si haces un poco de reflexión verás que esto ha ocurrido ante muchas otras situaciones que te producían estrés, que suponían cambios importantes, o que te hacían salir de tu zona de confort.

En resumen, podemos catalogar el autoboicot como una especie de “defensa” del cerebro ante cuestiones que nos producen inseguridad y miedo, ya sean relaciones personales, proyectos laborales, de vida, etc.

El importante papel de la constancia

Cuando incorporas un nuevo hábito es verdaderamente importante que tu constancia sea quien lleve la voz cantante. Esto es, no importa lo cansado que estés, cuantas tareas pendientes te quedan, si llueve, nieva o hace calor; simplemente hazlo.

Además, debes tener en cuenta que las primeras tres semanas de incorporación de un nuevo hábito son las que van a determinar si tu plan tiene éxito o no. De hecho, existen algunos estudios que indican que son necesarios 21 días para formar un hábito e incorporarlo a nuestro día a día.

Así que, si no quieres fallar, utiliza cualquier tipo de ayuda: una alarma de móvil, recordatorios por la casa, post – it, e incluso puedes pedirle a alguien cercano que te llame y te lo recuerde.

Eres humano; puedes permitirte fallar.

Si a pesar de todo lo anterior hay un día en que no llevas a cabo tu nuevo hábito, no te preocupes. Eres humano, y puedes y debes permitirte fallar. No te frustres, ni pienses que es el fin del mundo.

Lo importante, ante todo, es que sigas adelante con tu nueva rutina.

¡Prémiate!

Igualmente, cada día que alcances tu objetivo debes premiarte y, aunque suene a capricho material, no siempre tiene que ser así.

A veces, basta con que nos hablemos con cariño y respeto, y nos reconozcamos a nosotros mismos que estamos haciendo las cosas muy bien, que nos esforzamos, y que merecemos un reconocimiento.

¡Pruébalo de vez en cuando!

Ahora sí, tienes toda la info en tu mano para implementar esos buenos hábitos que te van a ayudar a conseguir tu plaza. ¡Ánimo luducompi!

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