Reconoce la ansiedad durante el estudio

Sabemos que el estudio de una oposición puede llevarte a entrar en una espiral poco sana para tu salud mental.

El hecho de querer dar siempre lo mejor de ti, aspirar a estar al 100% en todo momento, la presión externa e interna del proceso en sí mismo, y el desgaste que el estudio conlleva, dan lugar a que los cuadros de ansiedad sean muy recurrentes en los opositores.

En estos casos, lo más normal es que estemos tan ensimismados en la oposición que normalicemos conductas que antes no eran habituales en nosotros. Cuando nos damos cuenta suele ser demasiado tarde y, por este motivo, desde meludus queremos lanzaros algunos identificadores para que detectes la ansiedad a tiempo.

Comportamientos compulsivos

Los comportamientos compulsivos pueden llegar a ser muy alarmantes y perjudiciales para la salud, pudiendo desembocar (en casos muy graves) en trastornos alimenticios, del sueño o comportamentales.

En sus inicios no aparecen como tal, pero sí que pueden manifestarse como inflexibilidad, mala gestión ante sucesos y cambios inesperados, exceso de organización, o repetición de actos o rutinas… con la intención de reducir la sensación de malestar y angustia que otras situaciones nos provocan.

Por ejemplo, si tu objetivo es estudiar el lunes 12 horas al día, pero tu jefe te hace un encargo de última hora que reduce esas horas, te mostrarás desorientado, molesto, con poca atención y angustiado.

Rumiación

La rumiación puede considerarse como un comportamiento compulsivo y, además, es un indicador inequívoco de ansiedad.

Se trata de no dejar de darle vueltas a un mismo pensamiento, durante horas (a veces días), y normalmente en su peor versión, lo que provoca que la ansiedad se dispare.

Algunos de los pensamientos rumiantes más comunes en opositores son: que no sabe nada y cómo es posible que no recuerde las cosas, qué puede hacer para mejorar, pensar en que seguro que hay opositores mucho mejores, en cómo puede exprimir sus horas al máximo o cómo acelerar el proceso de estudio.

Pensar que el malestar desaparece si nos mantenemos ocupados

Es muy común creer que si nos distraemos o dejamos la mente en blanco, el pensamiento rumiante de preocupación o el exceso de nerviosismo sobre el asunto que nos preocupa irá desapareciendo.

Esta creencia no es buena ni mala, sencillamente es incierta. De hecho, lo que hacemos realmente es “almacenar” sentimientos angustiosos sin resolver, que provocarán que nuestra ansiedad crezca sin que nos demos cuenta.

Perfeccionismo

Sabemos que en una oposición tienes que ser mejor para alcanzar la plaza, pero ese objetivo a veces se convierte en una pesadilla. Estamos seguro de que alguna vez te has dicho a ti mismo: “si no hago más, nunca conseguiré la plaza“, y este aumento de presión es especialmente dañino.

Es común que esa búsqueda de la perfección dé lugar a otros dos indicadores de ansiedad: la autoexigencia y el miedo al fracaso.

La autoexigencia mal entendida puede hacernos empeorar nuestro autoconcepto (“no sirvo para esto“), provocará que nos hablemos mal (“es que eres tonta, ¿cómo no sabías esa pregunta?“), y que venga a visitarnos el miedo al fracaso (“¿qué voy a hacer si no consigo aprobar?“).

Calma por fuera, nervios por dentro

Puede dar la sensación de que estás perfectamente tranquilo, es más, tú mismo puedes creer que es así. Ahora bien, si hay algo que levemente te preocupa, tú cuerpo se encargará de hacértelo saber.

Así que estate bien atento a las señales de tú cuerpo; escúchalas e intenta adivinar de dónde vienen.

Si detectas algunos de estos síntomas prueba a identificar tus disparadores de ansiedad, aplica algunas técnicas de relajación, práctica deporte, y lo más importante, si lo necesitas, pide ayuda.

Tú puedes con la oposición, Luducompi; ¡no ella contigo! 💪