Identifica tus disparadores de estrés durante las oposiciones

Es posible que notes que a medida que avanzas en tu estudio, la sensación de nerviosismo va en aumento.

Probablemente intentarás relajarte con alguna infusión, haciendo algo de deporte, meditación, y algunas actividades similares. Todo esto está genial, pero… ¿sabes realmente qué es lo que desencadena tu estrés?

Los disparadores de estrés son elementos o situaciones que hacen que tus niveles de estrés aumenten.

La importancia de reconocerlos es poder combatirlos. ¿Imaginas una guerra en la que no sabes quién es tu enemigo? Exactamente, está totalmente perdida. Así que no te marches, que hoy te enseñamos a detectar los más habituales, y a rebajarlos.

Alta autoexigencia

Este disparador surge cuando somos nosotros mismos los que nos exigimos demasiado respecto a la oposición.

Suelen ser pensamientos negativos recurrentes del tipo: no estudio bien, no recuerdo nada, no estoy dando el 100%, no me organizo bien, así no puedo conseguir nada, y un larguísimo etcétera.

Es uno de los principales disparadores entre los opositores, y va muy relacionado con las altas expectativas.

Expectativas demasiado altas

Al hablar de altas expectativas nos referimos a aquellas metas que nos marcamos, a veces sin tener un criterio demasiado objetivo sobre nosotros mismos.

No se trata de que seamos menos capaces que otros de hacer alguna cosa, sino de que nuestros pensamientos sobre el proceso de oposición no sean del todo realistas, bien por exceso de optimismo y confianza, o bien por desconocimiento.

En estos casos se suele pensar que vamos a estudiar el temario más rápido de lo que realmente podemos, que las materias a tratar nos van a resultar fáciles, que podemos aplazar la práctica de algunas pruebas porque es algo que conocemos o “dominamos”, etc.

En el momento en que la realidad hace acto de presencia, es cuando estas altas expectativas nos hacen daño y, en lugar de darnos cuenta de que no hemos sido objetivos con las metas, caemos en una alta autoexigencia, mal entendida (lo he hecho mal, no me organizo, no voy a aprobar, etc.).

En ambos casos, lo más adecuado es tomarse un día para volver a organizar la estrategia de estudio, partiendo de los errores que ya se han cometido. Es decir, reorganizarse siendo realista con el ritmo y las circunstancias de cada uno. Por supuesto, no olvides hablarte bien y ser compasivo contigo mismo. Recuerda que este camino lo recorren todos los opositores en algún momento.

Fecha de examen cercana

Es un disparador muy habitual. Tiene dos etapas: la primera surge cuando se realiza la inscripción y salen las listas de admitidos y excluidos, la segunda sucede cuando la fecha de examen se hace oficial.

Es inevitable contar los días que quedan y el material que está sin tocar. Entonces piensas que has estudiado poco, que lo que llevas no es nada porque no lo recuerdas, y crees que vas a poder repasar y estudiar nuevos temas, a una velocidad récord, y en cuestión de un mes (sabemos que te ríes al leerlo 😉).

Pues no, no estás loco. Es un agobio totalmente natural, pero muy inoportuno y contraproducente. Este disparador hace que los últimos días hasta el examen sean de lo menos productivos para ti y, precisamente, eso no nos interesa.

Nuestro consejo es que en esta última fase, seas más flexible con la organización que te has marcado. Los momentos de más ansiedad puedes dedicarlos a repasos, lecturas comprensivas, y a realizar mapas o esquemas. Cuando consigas concentrarte y relajar los niveles de ansiedad, comienza el estudio.

Incertidumbre durante el proceso de oposición

Sucede cuando el proceso de oposición no va según lo planeado o según lo que las Administraciones nos habían dicho. Y es que los seres humanos no estamos acostumbrados, ni hechos para soportar grandes incertidumbres.

¿Recuerdas el confinamiento del COVID-19? El principal motivo de ansiedad era no saber cuándo podríamos volver a salir. Pues en las oposiciones ocurre algo parecido. Aquí los plazos son orientativos, las fechas pueden cambiarse, y absolutamente todo puede atrasarse.

Así que, considerando este panorama, te recomendamos que además de tener mucha paciencia, seas capaz de cambiar el chip. En otras palabras, manejar datos orientativos para calmar tu sensación de ansiedad, pero mentalizarte con la idea de que no tienes nada asegurado.

Sensación de olvido y desconcentración durante el estudio

Y decimos “sensación” porque, por lo general, solo es eso. Es decir, no llega a producirse el olvido.

Sin embargo, el estrés provocado por otras causas puede desencadenar un disparador secundario como este. Y es que la confusión, los pensamientos rumiantes, y el bloqueo que la ansiedad inducen en la persona, dan lugar a que se produzca esa sensación de no acordarse de nada y, por supuesto, a no estar centrado en nada.

En parte esto se debe a que cuando alcanzamos grandes niveles de estrés, el cortisol hace de las suyas. El cortisol es la hormona encargada de mantenernos alerta, como si un león nos fuera a comer (literalmente), durante los periodos de estrés. Percibe una gran amenaza y hace presencia en nuestro cuerpo.

El problema es que el cortisol debe elegir qué es lo importante para que tú sobrevivas, y por lo general, los temas de tu oposición no lo son. Por eso, esta hormona se centra en fortalecer tu tejido muscular (para que estés fuerte y corras veloz), en regular tu presión arterial (para que tengas mejor aguante físico y no te dé un infarto por el susto), y en almacenar sustancias que puede necesitar tu cuerpo ante una amenaza (lo del león era en serio). Sin embargo, tu memoria le da igual.

¿Qué aprendemos de esto? Que la sensación de olvido es solo una sensación, salvo que no controles tu ansiedad. En ese caso te quedarás en blanco de verdad, porque tu cuerpo interpretará que estás en verdadero peligro.

Si ya has identificado tu disparador, ponte manos a la obra con él en cuanto puedas. Tu productividad aumentará, y la autoconfianza durante el proceso de oposición también 🙌.