Técnicas de subrayado para estudiar tus oposiciones

Si hay algo que le encante a un opositor es aprovechar el tiempo y tenerlo todo lo mejor organizado posible a la hora de estudiar. ¡Qué no se escape ni un detalle!

Sin embargo, hasta que se da con la mejor técnica para que eso suceda, el proceso de ensayo – error deja muchas bajas por el camino: temas inacabados, tiempo desperdiciado, conceptos que no se recuerdan, y contenidos a los que les coges tirria, son algunas de sus víctimas.

Lo peor es que en muchas ocasiones, ese preciado tiempo se pierde intentando descifrar lo que hicimos durante un momento de subidón en pleno estudio.

Para evitar que eso pase, tienes que hacer dos cosas: 1) usar siempre (que puedas) los mismos métodos y, 2) seguir leyendo, que te hacemos un recopilatorio con las mejores técnicas de subrayado para estudiar tus oposiciones.

Los colores

En esto nadie le puede ganar a un opositor.

Si quieres saber qué se lleva este otoño – invierno en subrayadores y post-it, pregúntale a uno de ellos. Será tu mejor asesor.

Eso sí, hay que saber dónde parar. Y es que el hecho de tener 150 subrayadores nuevos, no significa que debamos usarlos todos en una misma hoja.

Por eso, vamos a echar un ojo a los pros y contras del uso de determinado número de colores durante el estudio. Éstas son las principales técnicas y así las hemos bautizado:

Técnica austera

Como su propio nombre indica, es aquella en la que el opositor emplea el menor número posible de colores.

Lo habitual es que abarque entre uno y tres.

Técnica monocolor

Cuando solo se emplea un color para subrayar.

Es cierto que acompañado del uso de formas (que veremos más adelante), puede ser útil en textos pequeños o si tu técnica de subrayado es a través de palabras clave.

También es recomendable cuando un estudiante está empezando su andadura en grandes temarios y aún no consigue desenvolverse con soltura.

Ahora bien, para los estudiantes y opositores más avanzados no es lo más recomendable. Elimina cualquier ayuda visual en el temario y dificulta la localización de elementos. Igualmente ocurre si subrayas diferenciando ideas primarias y secundarias, o generando pequeños resúmenes.

En definitiva, ralentiza estudio.

Técnica bi- o tricolor

Es una de las más habituales, ya que permite diferenciar muy bien los elementos del texto sin necesidad de sobrecargarlo y que moleste visualmente.

Al contrario que ocurría con la monocolor, no es recomendable para aquellos opositores que están comenzando (salvo que tengan experiencia estudiando grandes temarios, por ejemplo, de una carrera universitaria).

Sin embargo, es muy positiva en cualquier supuesto que se plantee: textos cortos, largos, en subrayado de palabras claves, o cualquier manera en la que se presente.

Técnica arcoíris

Denominamos así a aquella forma de subrayado en la que cualquier color es bienvenido.

Desde nuestra perspectiva, este festival del color es el menos recomendable para un estudio productivo, y es que a la larga presenta dos problemas: cansa a la vista, y sobreestimula el cerebro, que además de estar muy estresado analizando información, tiene que averiguar cuál de los 14 colores es el que nos toca utilizar.

Por norma general, aquellos que usan esta técnica necesitan de una chuleta donde indicar a qué contenido corresponde cada color, o que forma utilizan con cada color para indicar una información diferente 🤯.

En definitiva, entre el cambio de colores para realizar el subrayado, y la consulta de la leyenda de colores, la pérdida de tiempo es mayúscula.

Las formas

Es algo a lo que llevamos haciendo referencia desde que comenzó el post.

Las formas son… ¡formas! Líneas, cuadrados, círculos, asteriscos, etc., que nos servirán durante el subrayado para bordear, hacer dobles subrayados, resaltar, o cualquier otra cosa que se nos ocurra para destacar informaciones similares, usando el mismo color.

Mejor lo vemos con ejemplos:

  • Subrayar la totalidad del título principal, y tan sólo bordear los subtítulos.
  • Usando el color de las ideas principales o secundarias, hacer un círculo alrededor de las definiciones en lugar de subrayarlas.
  • Usando el color de las ideas principales o secundarias, dibujar asteriscos antes y después del nombre de una Ley que debemos memorizar.

Es un método muy ingenioso, que ahorra tiempo, y mediante el que empleando formas sencillas identificarás aquello que más te interesa.

Seguro que ya lo habías utilizado, y no sabías por qué, ¿verdad?

La selección

En este caso, más bien clasificamos tipos de opositores que técnicas, y es que los nervios, ansias, y ganas de saberlo todo pueden ser muy beneficiosos o muy contraproducentes.

En función de ello, encontramos a estos opositores:

El “todo sirve”

A este sufridor todo le parece importante. Intenta no subrayar con todas sus ganas, pero al final siempre sucumbe y sigue marcando.

En resumen, si en lugar de un subrayador le das una brocha, ahorrará tiempo.

El problema de este tipo de subrayado es que la función principal del marcado se pierde por completo. De hecho, si echamos un vistazo rápido al texto, no seremos capaces de identificar nada a simple vista.

¿Consecuencia? Todo el proceso se ralentiza: la lectura, subrayado, esquematización (probablemente no haya porque este tipo de estudiante no diferencia ideas primarias y secundarias), y obviamente, todo el trabajo mental.

Si eres uno de ellos, sabemos que ahora mismo pensarás que es como mejor puedes hacerlo y que es el método que mejor te funciona. Sin embargo, te aconsejamos que intentes cambiarlo cuanto antes y hacer más efectivas las horas que inviertes en tu estudio.

Los clasificadores

Diferencian a simple vista entre ideas principales e ideas secundarias, las catalogan y unen sobre un mismo texto. Son realmente expertos en esto.

Es un gran método, y es que habiendo realizado ese trabajo, puedes hacer lo que quieras con tu contenido. ¡Prometido!

Si eres capaz de reconocer ambas clases de ideas y establecer conexiones entre ellas, y conexiones externas, ya sea con el contenido previo, el posterior, e incluso de otros temas, puedes afirmar que dominas tu temario.

Desde este planteamiento, surge la esquematización y el mapeo de contenido, ambos realizados de forma óptima.

¿Lo mejor de esto? Que con este tipo de estudio aprenderás casi sin esfuerzo (a excepción de datos concretos que requieran memorización).

El minimalista

Es el extremo opuesto al primero, y trabaja principalmente a través de palabras claves.

No es un mal método, pero puede ampliarse algo más para ser más eficiente.

Aún así, el utilizar palabras claves indica que el opositor tiene un gran dominio del contenido que trabaja, y que tan solo a través de una palabra es capaz de desarrollar, en mayor o menor profundidad, lo que sabe.

El de los jeroglíficos

Son aquellos estudiantes que subrayan palabras sueltas dentro de un párrafo: “En”, “norma”, “código”, “de”, “tráfico”, “si”, “principal”.

Ni idea, ¿verdad? Pues el opositor del jeroglífico te desarrolla un folio a dos caras recordando solo esas palabras.

Y es que realmente lo que trabajan son resúmenes llevados a su mínima expresión, a partir de los que son capaces de desarrollar el resto de la información.

¿Es una opción válida? Sí. ¿Es la mejor? No a nuestro parecer, porque dificulta la relación y asimilación con el resto del temario.

Pero ya sabes, para gusto… ¡los colores!

Nuestro consejo

Como decían las abuelas: “en un término medio consiste la buena virtud”, “ni calvo, ni con tres pelucas”, vaya 😂.

Es cierto que, la manera en que se estudia es algo realmente personal. Aún así, siempre con nuestra mejor intención, os recomendamos que tengáis en cuenta algunos criterios a la hora de seleccionar los colores, hacer combinaciones, y subrayar vuestro temario:

  • Elige colores que permitan una lectura clara.
  • Evita que la combinación de colores canse tu vista. Por ejemplo, los colores fluorescentes, los colores rojos, amarillos o naranjas, o la lectura de letras con un color similar al del fondo, cansan rápidamente tu visión.
  • Usa los colores que sean imprescindibles. No se trata de que el tema quede bonito y se exponga en un museo; la cuestión es que sea manejable y entendible para ti.
  • Introduce las formas en tu subrayado, y así puedes emplear el mismo color en relaciones conceptuales similares, evitando sobrecargar la hoja.
  • Nombramos ganadora a la técnica de los clasificadores, porque es la que permite que el dominio del temario (desde la óptica de los procesos de enseñanza – aprendizaje) sea realmente perfecto.
  • Nuestro número de colores perfecto es el tres, distribuyéndolo de la siguiente forma:
    • Títulos y subtítulos: un color y diferentes formas.
    • Ideas primarias: un color y diferentes formas.
    • Ideas secundarias: un color y diferentes formas.
    • Importante: los colores seleccionados deben ser diferentes al de los bolígrafos o lápices que se usen para hacer anotaciones en el texto.
  • A veces es posible salir de la zona de confort, y en muchas ocasiones lo recomendamos, sobre todo en cuanto a la información que se subraya.
  • Recuerda que la forma en la que estudias es muy personal, y esto tiene varias implicaciones. La primera es que con este post no te decimos que lo hagas mejor o peor; cada opositor debe adaptarse a sus circunstancias. La segunda es que cada oposición y temario tiene unas exigencias propias.

¿Tienes una técnica propia? ¡Cuéntanoslo en nuestras redes!

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